Hubo un tiempo en el que la fotografía era pura dedicación. Mimo. Asombro. Un viaje que requería de paciencia y observación. Sobre todo a la hora de saber el resultado final. El revelado era, pues, un arte. Lo era porque ha acabado pereciendo ante las cámaras digitales. Pero se había mantenido como el amigo friki que se rebela a dejar su afición. A la película fotográfica le ha llegado su momento. Canon, uno de los principales fabricantes de productos ópticos, ha anunciado que dejará de producir cámaras de carrete desde este mismo año.

Aunque la firma japonesa ha adelantado que extenderá su soporte hasta 2025, la EOS-1V pasará a la historia por ser su último modelo con sistema fotográfico químico. Un movimiento que se traduce en su definitiva apuesta (y, a su vez, capitulación del clásico rollo de película) por los dispositivos digitales. Un modelo de cámara que se ha vendido durante ochenta largos años en donde ha visto pasar a grandes fotógrafos.

Todo ello supone decir adiós, prácticamente, a una era y un procedimiento de revelado que obligaba a tener disponible un cuarto oscuro. Una muestra más de la obsolescencia tecnológica que ha cerrado a cal y canto los laboratorios en donde los productos químicos formaban parte de un procedimiento muy artesanal. Algo que ha dado paso al soporte digital, más rápido pero, tal vez, menos romántico.

Canon entró en la industria de la cámara en 1937 como Laboratorio de Instrumentos Ópticos de Precisión, creando un rival de …