El Telescopio Espacial James Webb con su parasol desplegado – NASA/Chris Gunn
En una prueba importante de cara a su lanzamiento la NASA y Northrop Grumman –el contratista principal del proyecto– han podido comprobar que el parasol del Telescopio Espacial James Webb (JWST) debería ser capaz de desplegarse tal y como está previsto después de su lanzamiento.
Formado por cinco capas de polímero recubiertas por Kapton el parasol –como casi todo el telescopio– será lanzado plegado dentro de la cofia de un Ariane 5 ECA. Y luego, una vez de camino hacia el punto de Lagrange L2 en el que operará el telescopio, tiene que desplegarse y tensarse adecuadamente. Para ello 139 actuadores, ocho motores y miles de otros componentes tienen que funcionar de manera coordinada. Y la prueba ha demostrado que es así, aunque lógicamente no es igual que hacerlo en el espacio a pesar de que se use un sistema de contrapesos para simular la ausencia de gravedad.
El parasol tiene como objetivo mantener la parte óptica y de los instrumentos a -233 ºC mientras que la parte que recibe los rayos del Sol se mantiene a 85 ºC. Esto es fundamental para que el Webb pueda detectar las debilísimas señales de infrarrojo para las que ha sido diseñado.
Pero no sólo es el parasol lo que tiene que desplegarse para que el Webb pueda funcionar; el origami inverso que tiene que protagonizar tendrá a todas las personas mínimamente interesadas en el espacio mordiéndose las uñas durante unas …