Con el auge de apps de mensajería (como WhatsApp) y de redes sociales basadas en vídeo (como TikTok), ahora es de lo más normal que la gente comparta grabaciones de su voz en Internet. De hecho, una estudio de McAfee recientemente publicado (PDF) revela que el 53% de los usuarios adultos comparten su voz online al menos una vez a la semana… y que el 49% lo hace hasta 10 veces en ese mismo tiempo.
Puede parecer algo inofensivo, pero basta con esos pocos segundos que compartimos en una nota de voz para que los estafadores puedan obtener un duplicado creíble de nuestra voz con la que podrán manipular a nuestros amigos y familiares en su provecho.
De qué se aprovechan los estafadores
Los humanos utilizamos a diario atajos mentales para resolver problemas, lo que en psicología se conoce como heurística. En esta clase de estafas, de hecho, se aprovechan de esos mecanismos mentales…
…saben que es probable que nuestro cerebro tome atajos y crea que la voz que estamos oyendo es de verdad la de un ser querido, como pretende ser. Por ello, puede que ni siquiera sea necesaria una coincidencia 'casi perfecta' entre la voz real y la sintetizada.
McAffe aprecia también una clara tendencia a aprovecharse de personas mayores y/o con pocos conocimientos tecnológicos: en la mayoría de los casos conocidos de esta clase de estafas, las víctimas son padres o abuelos que denuncian que un ciberdelincuente ha clonado la voz de un hijo o nieto.
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