Donald Trump planea endurecer aún más las políticas migratorias de Estados Unidos en 2025, incluyendo una estrategia radical para deportar a migrantes cuyos países de origen se niegan a aceptarlos. Esta medida, que apunta a enviar a estas personas a países donde no tienen vínculos culturales, familiares o lingüísticos, ha generado preocupación entre defensores de derechos humanos y tensiones internacionales.