Cada día salen a la luz nuevas técnicas de ciberestafa, o nuevas historias de personas que han sido víctimas de las mismas... y perdido grandes sumas de dinero y/o a la privacidad de sus datos personales. A pesar de las campañas de concienciación, de todos los recursos disponibles para reconocer y evitar fraudes, los timos continúan prosperando.
¿Por qué ocurre eso? Bueno, la respuesta está en la mente humana. Porque nuestra psicología es un eslabón más débil en la cadena de la ciberseguridad que cualquier vulnerabilidad de software. Si un estafador es capaz de comprenderla (de entender qué nos motiva, en resumen), sabrá cómo manipularnos.
A través de lo que muchos expertos comparan con una 'guerra psicológica', logran que los usuarios tomen decisiones impulsivas que, en retrospectiva y con más calma, parecen absurdas. Así que exploremos las tácticas psicológicas más frecuentemente usadas por los estafadores y cómo podemos protegernos de ellas.
1) El principio de coherencia: empieza con algo pequeño
Uno de los recursos más eficaces que usan los estafadores es comenzar con peticiones triviales. Un mensaje de texto, una llamada inesperada, una consulta aparentemente inocente. Esta técnica se basa en el hecho de que, cuando una persona acepta hacer algo pequeño, se incrementa su probabilidad de aceptar solicitudes más relevantes (peligrosas) posteriormente, porque queremos actuar de manera coherente con nuestras decisiones previas.
Un ejemplo claro de esto sería una llamada de un número desconocido donde el estafador se presenta como un profesional que previamente habíamos contratado: mientras nos entretiene …