Aunque ya hemos recibido algunas imágenes de prueba que prometen resultados espectaculares la Agencia Espacial Europea (ESA) se ha visto obligada a prolongar la puesta en marcha del observatorio espacial Euclid a causa de tres problemas.
Estos son que el sensor de guiado fino es incapaz de localizar algunas de las estrellas más tenues con las que tiene que trabajar; que se cuela luz indeseada en el instrumento VIS; y que los rayos X emitidos por las erupciones solares afectan más a los sensores del observatorio de lo que estaba previsto.
De los tres el más crítico es el primero. El sensor de guiado fino (FGS por sus siglas en inglés) es un instrumento que busca determinadas estrellas en su campo de vista para saber hacia dónde está orientado Euclid en cada momento. Es, salvando todas las distancias, como si desde un barco usas varios faros para poder triangular tu posición en el mar. Saber hacia dónde mira el telescopio no sólo es importante para seguir su programa de observaciones que divide el cielo en segmentos que va a ir explorando uno tras otro sino que además el FGS tiene que controlar en todo momento que las estrellas hacia las que está mirando no se muevan para que las imágenes que toman los instrumentos de a bordo no salgan movidas.
Pues por lo visto en algunos momentos el FGS no es capaz de detectar con la fiabilidad necesaria alguna de las estrellas más débiles con las que ha de trabajar. …