Hasta la noche del 30 de agosto de 2018 la misión de la cápsula tripulada Soyuz MS-09 estaba siendo absolutamente normal. Pero esa noche saltó una alarma de pérdida de aire en la Estación Espacial Internacional, a la que estaba acoplada, pérdida que se estaba produciendo a través de un pequeño agujero «extra» de la MS-09.

Localizado y sellado el agujero no volvió a dar problemas –salvo por el empeño de Roscosmos de tomar muestras del exterior del agujero en un peliagudo paseo espacial– y a las 2:40 del 20 de diciembre de 2018 la cápsula dejaba la Estación para volver a casa. Iban a bordo Sergey Prokopyev de Roscosmos, Alexander Gerst de la Agencia Espacial Europea (ESA) y Serena Auñón-Chancellor de la NASA.

Y a las 6:02 la cápsula aterrizaba sin problemas en Kazajistán tras 197 días en el espacio y para alivio de propios y extraños por mucho que el agujero de la cápsula estuviera en su segmento orbital, que se descarta durante la vuelta a casa para que se destruya en la atmósfera en una reentrada controlada.

Los tres tripulantes de la cápsula contribuyeron a cientos de experimentos en biología, biotecnología, físicas y ciencias de la tierra a bordo de la Estación, a destacar algunas investigaciones sobre nuevos métodos de tratamiento del cáncer y el crecimiento de algas en el espacio. La tripulación también instaló una nueva caja de guantes para ciencias biológicas, un área de trabajo sellada para investigaciones de ciencias biológicas y tecnología que puede …