La ciencia lleva décadas intentando descifrar cómo comenzó la vida en nuestro planeta. Un nuevo estudio de la Universidad de Stanford plantea una hipótesis fascinante: pequeñas chispas eléctricas entre gotas de agua podrían haber provocado las reacciones químicas que formaron los primeros ingredientes de la vida, algo que nadie había contemplado hasta ahora.Según publica New Atlas, estos "microrrayos" aparecen de forma natural cuando gotas de agua con cargas eléctricas opuestas chocan entre sí. El fenómeno es común en la naturaleza: cuando el agua se pulveriza en cascadas o al romper las olas contra las rocas, las gotitas pequeñas se cargan negativamente mientras las grandes adquieren carga positiva, creando el escenario perfecto para estas diminutas descargas.Una alternativa más plausible a la teoría tradicional de Miller-UreyHasta ahora, nos hemos aferrado a la vieja hipótesis Miller-Urey que sugería que grandes rayos eléctricos en la atmósfera primitiva habrían cocinado la "sopa primordial". El problema es que esta teoría no cuadra del todo: en el mar abierto, cualquier molécula creada se habría diluido como una gota en el océano; y en charcas pequeñas, las posibilidades de que cayera un rayo justo allí eran ridículamente bajas.El equipo de Stanford puso manos a la obra y recreó en el laboratorio un mini-mundo primitivo: rociaron agua en una mezcla de gases como nitrógeno, metano, dióxido de carbono y amoníaco. Sin enchufar nada, vieron con sus propios ojos cómo las microchispas creaban moléculas clave como el cianuro de hidrógeno, la glicina (el aminoácido más básico) y el uracilo (pieza …