La palpable influencia de un juego de corte independiente que ha agitado el mundo del ocio electrónico en los últimos tiempos continúa. Hablamos de «Minecraft», ese indudable título que ha marcado un punto de inflexión en la industria. La serie Lego, divertida como ella sola, ha demostrado que su fórmula necesita renovarse. Adaptar al mundo de las piezas y bloques aventuras como Los Vengadores, Batman, Harry Potter o Star Wars puede atraer un tiempo. Pero «Lego Worlds» representa un soplo de aire fresco a su trayectoria. Gracias a apoyarse en la imaginación rompe algunos elementos comunes de la saga, para bien y para mal.
Partimos de un universo abierto a muchas posibilidades. El jugador, en su rol como explorador espacial, dispone de una serie de herramientas (paisaje, descubrir, copiar, pintar) con los que moldear, modificar, alterar y construir a su antojo infinidad de edificios, objetos. El límite es la imaginación, puesto que no se dará la misma partida para dos jugadores distintos. En ese sentido, las libertades que permite llevan a explorar y a dedicar tiempo en el uso de los bloques de juguetes mientras sigue descubriendo lugares y planetas, distintos entre ellos, y a bordo de un simpático cohete espacial.
La narración juega un papel importante. A modo de pistas y sugerencias se van dando pistas y dirigiendo al jugador en esa búsqueda de lo inimaginable. Y la fórmula funciona. Más que nada porque la fusión de Lego y Minecraft se mueve como pez en el agua. Es muy …