La tecnología y la sanidad han ido siempre, a lo largo de la historia de la Humanidad, de la mano. En función de la investigación y los avances técnicos en cada época se ha podido mejorar el tratamiento de las enfermedades y extender, afortunadamente, la vida de las personas. Supeditado al trabajo y al esfuerzo en el campo de la experimentación, la medicina ha colocado en el peldaño superior al paciente.
Algunas de las tecnologías de consumo que empiezan a llegar a la sociedad en la actualidad tienen impacto en diferentes industrias. También en la sanitaria, donde innovaciones disruptivas como la realidad aumentada ofrecen importantes posibilidades y herramientas de trabajo para lograr, por un lado, optimizar recursos, y por otro, lograr estrechar las relaciones paciente-médico.
Aunque se trata de tecnologías muy hermanadas, no funcionan de igual manera y, en ocasiones, puede llevar a confusiones. La tecnología de realidad virtual, defendida por dispositivos como PlayStation VR, HTC Vive o Oculus Rift, permite que los usuarios se sumerjan en un entorno alternativo y totalmente virtual, en que se vive una experiencia inmersiva. A nivel práctico, puede tener un gran impacto en el ocio electrónico. Y, de hecho, lo tiene, puesto que ya han empezado a surgir experiencias y videojuegos adaptados a este entorno que anticipan un futuro muy interesante.
Pero la realidad aumentada, que causó un gran interés hace cinco años cuando aparecieron por primera vez las fracasadas Google Glass, ofrece incluso más opciones y posibilidades a nivel industrial. Esta …