Por acción u omisión, Facebook lleva meses envuelta en varias polémicas. La red social de 2 mil millones de usuarios mensuales tiene problemas, esencialmente, con los contenidos que se difunden en su plataforma. Más concretamente, si hilamos fino, lo tiene con la propagación tanto de contenido extremista como de noticias falsas. Por eso no para de anunciar cambios, aunque sean cuestionables, y está llevando a cabo un proceso de introspección.
El lunes, continuando con esa mirada hacia dentro que se ha oficializado con la serie de artículos titulada "Preguntas difíciles", los de Menlo Park han reconocido que tanto su red social como el resto pueden dañar las democracias; aunque también pueden ser un buen aporte para ellas. Lo ha explicado Samidh Chakrabarti, responsable de producto de colaboración cívica, en una publicación.
Si hay una verdad fundamental sobre el impacto de las redes sociales en la democracia es que amplifica la intención humana, tanto la buena como la mala. En el mejor de los casos, nos permite expresarnos y actuar. En el peor de los casos, permite a las personas difundir información errónea y corroer la democracia.
Sobre la detección de las interferencias rusas: "Fuimos demasiado lentos"
El directivo de la compañía ha empezado su mensaje resaltando lo bueno que pueden conseguir las redes sociales en relación a las libertades. Generación de debates, organización en torno a causas, reclamación de responsabilidades... Subraya, especialmente, el papel capital que las redes desempeñaron en la Primavera Árabe en países como Túnez. "Fueron anunciadas …