Cuando Capcom sorprendió al mundo con el lanzamiento del primer Resident Evil en 1996, nadie se imaginaba que el panorama de los videojuegos habría de cambiar para siempre y que el horror se convertiría en una de las verticales más rentables de la industria.
Con el eventual lanzamiento de secuelas, Resident Evil fue virando más hacia el terreno de la acción, un cambio que comenzó a ser más notorio con la llegada de Resident Evil 3: Nemesis en 1999, algo que como buen tecnorruco sabes a la perfección.El juego nos puso en los zapatos de Jill Valentine, miembro del equipo S.T.A.R.S. y sobreviviente de la primera entrega, quien tenía el firme propósito de escapar de Raccoon City, luego de la propagación del T-Virus.
El problema es que el Nemesis del título, un arma biológica creada para liquidar a los miembros sobrevivientes de S.T.A.R.S., acechaba a lo largo de la campaña.
Además del viraje hacia la acción, Resident Evil 3: Nemesis lució un cambio importante para Jill con respecto a la apariencia que guardó en el primer juego: un atuendo revelador que incluía minifalda y strapless, situación que fue comentada desde el lanzamiento del juego dado lo absurda que resultaba la idea de alguien que en pleno apocalipsis zombie salía a las calles enseñando piel.El juego fue un éxito en ventas y sentó las bases para que Capcom explotara las posibilidades de la franquicia en terrenos alejados del horror, siendo las cúspides de esta aproximación Resident Evil 5 y Resident Evil 6, …