Puede venir a la memoria aquel capítulo de «Black Mirror» en la que pequeños drones en forma de abejas pululan por las ciudades. En la apocalíptica serie se plantea una distopía en la que estos necesarios insectos se han extinguido. Sin ser tan cruel, estas aeronaves no tripuladas se encuentran en plena efervescencia legal y social. Investigadores y desarrollos trabajan, además, para dotarle de capacidades autónomas y con sistemas antigolpes. Y un nuevo paso viene de la nanotecnología y la miniaturización de los componentes.
Ingenieros del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), lugar de donde surgen muchas de las grandes ideas que conocemos, han trabajado con denuedo para dar el primer paso en el diseño de un chip informático que aprovecha una pequeña fracción de la potencia requerida por los drones de mayores dimensiones y puede adaptarse un equipo tan pequeño como un tapón de botella o, incluso, una abeja. Esto puede contribuir a que en un futuro la miniaturización de estos aparatos que ofrecen infinitas aplicaciones para la vida social y la industria alcance retos, por ahora, soñados.
Si bien es cierto que a nivel comercial se observan diseños pequeños éstos no alcanzan a replicar las mismas prestaciones que sus «hermanos» mayores. Porque, hasta ahora, se había trabajado para reducir la tecnología de los aviones no tripulados gracias a los sensores y cámaras más pequeñas disponibles a gran escala. Sin embargo, con este método, además de lograr que todos los componentes sean de menor tamaño, se podrán lograr chips …