Lo difícil que pueda llegar a ser aprender otro idioma depende, evidentemente, de cuál es nuestra lengua materna. Si nuestra lengua materna está dentro de la misma familia que el lenguaje que tratamos de aprender, todo se torna mucho más fácil.
Las familias se originan cuando una lengua, denominada protolengua, se subdivide por un proceso de diversificación dialectal. Las lenguas de una familia usualmente conservan parecidos fonéticos y gramaticales que pueden incluso llegar a dejar ver claramente de qué protolengua proceden.
El español es parte de la familia de lenguas románicas (o romances). Estas forman el grupo de lenguas con mayor inteligibilidad mutua, es decir, los hablantes de una lengua romance pueden entenderse entre sí —especialmente por escrito— sin la necesidad de tener estudios o conocimientos. Por ejemplo, si vas a Portugal, debería serte bastante fácil entender la mayoría de las cosas, aún si nunca tocaste un libro de portugués. Según los datos de Ethnologue, existe un grado de similitud léxica del 89%.
Se supone que en el mundo hay 21 familias que condensan 6533 lenguas. Algunas de ellas están extintas o no tienen las características básicas para ser considerados idiomas completos. También existen lenguas, como sería el caso del vasco-aquitano, que no pueden ser clasificadas con seguridad en ninguna familia, bien porque la «lengua madre» desapareció mucho antes de ser documentada, existe documentación pero no suficiente o las lenguas geográficamente cercanas no parecen tener suficientes coincidencias.
Wikiwand (clic aquí para ver más grande).
¿Cuándo se considera que sabes hablar un idioma?
El Marco Común …