La historia personal de Steve Jobs nos da una vista más allá de la paternidad "tradicional". Él experimentó tanto la ausencia total como el amor incondicional. Mientras su padre biológico permaneció como un extraño que le servía comida en su restaurante, sus padres adoptivos (Paul y Clara Jobs) construyeron con él un vínculo que perduró toda la vida.
Una de las anécdotas más reveladoras sobre la buena paternidad la encontramos en la infancia de Jobs. Cuando Steve tenía alrededor de 10 años, su padre Paul le enseñó a construir una valla alrededor de su jardín. Le explicó la importancia de construir la parte trasera de la valla, que nadie vería, con el mismo cuidado que la parte delantera. "Nadie verá que está bien hecha, pero tú sabrás que lo está", le dijo Paul. Este doble de comportamiento en los padres nos ayuda a entender mejor y de una forma práctica lo que, según los expertos, mantiene unidos a padres e hijos a lo largo de la vida.
Respetan la privacidad llamando antes de entrar
Según Pew Research Center, los padres que establecen límites claros en torno al espacio personal fortalecen sus vínculos familiares. Paul Jobs lo entendió desde el principio: cuando el joven Steve mostró interés por la tecnología, le cedió parte del garaje para sus experimentos. No era solo un espacio físico, era un mensaje de respeto y confianza. Esta lección sobre privacidad y límites es especialmente relevante cuando los hijos llegan a la adolescencia.
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