La Ciudad de México, al igual que el resto de las ciudades más importantes del país, generalmente son los puntos elegidos por las nuevas compañías para presentar innovadoras ideas que tratan de solucionar los problemas de movilidad existentes.
Todo empezó con la llegada de plataformas de transporte compartido, DiDi ha sido la última en aterrizar en nuestro país; posteriormente bicicletas compartidas, como vBike, plataforma que por cierto ha estado llena de quejas porque aparecen estacionados en cualquier zona de la ciudad, sin nadie que pueda regular su uso.
Muchas personas han encontrado bicicletas estacionadas en rampas de acceso para discapacitados y obstaculizando banquetas
A la oleada se sumó la renta de scooter eléctricos, como Lime y Grin. Existen intentos de regulación para estos vehículos, pero ha sido complicado lograr que cumplan con los reglamentos de movilidad de la Ciudad de México.
Si bien la regulación protege al usuario con seguro y monopatines identificados y rastreados por GPS, todavía parece que todo va más con fines políticos y recaudatorios.
Se sigue dejando de lado que la operación cumpla con las normas actuales de seguridad vial y movilidad. Porque se sigue permitiendo su uso en cualquier punto de la ciudad, creando conflicto cuando sus usuarios prefieren ir sobre la banqueta o en la calle (algunos en contrasentido a la circulación) sin la mínima precaución.
Es cierto, es un tema más de cultura que de las plataformas en sí, porque los mismos problemas ocurren con las personas que usan sus bicis y …