El debut del androide ruso Fedor en la Estación Espacial Internacional (EEI) el año pasado fue todo un hito para la robótica rusa y les hizo entender a sus fabricantes una cosa sencilla: nadie necesita un robot como Fedor dentro de la EEI. La verdadera meta es diseñar unos robots que podrían trabajar en la superficie de la estación.