Ayer, el contador de días sin actualizar del Mac Pro se puso a cero. Tras más de 1.200 días sin novedades en el frente más profesional de ordenadores de Apple, la compañía por fin decidió dedicarle tiempo y recursos. Pero lo hizo de una manera descafeinada, con una mini-actualización de componentes y bajando un escalón de precio los modelos disponibles. El de seis núcleos pasaba a ocupar el puesto del de cuatro y mantenía su precio, apareciendo uno nuevo de ocho núcleos como opción superior.
Siendo consciente de que los cambios eran insuficientes, Apple afirmó estar trabajando en un modelo totalmente rediseñado. Eso es bueno. Con fecha de entrega en algún momento del año que viene. Eso es malo. Lo sucedido ayer merece ser estudiado con detenimiento, por tratarse de algo que se sale de la norma en la compañía de la manzana. Por muchas razones.
"Can't innovate anymore, my ass!"
Con estas palabras introducía Phil Schiller, SVP de marketing mundial de Apple, el Mac Pro en la WWDC de 2013. Hacían referencia al contexto que vivía entonces la compañía, cuyo co-fundador Steve Jobs había fallecido casi dos años antes. Entonces se instauró una narrativa de que la compañía no podía hacer gran cosa ahora que su fundador había fallecido. Sucedió en 1985 y sucedería de nuevo en 2011. La historia se repite, etcétera.
Todo esto contrasta con el video superior, donde se aprecia cómo el público, formado por desarrolladores de plataformas de …