Tim Burton, director apreciado por el público donde los haya, regresa a los cines con su décimo octavo estreno, una adaptación de la exitosa novela juvenil del mismo nombre escrita por el estadounidense Ransom Riggs.Únicamente desconociendo toda la obra de Burton le puede sorprender a uno que este realizador nacido en la misma California decidiera trasladar a la gran pantalla una novela como la de Riggs, que en un principio iba a ser un álbum ilustrado, se publicó hace un lustro y llegó a lo alto de la lista de best sellers de The New York Times en una fecha tan reciente como abril de 2011, en la que llevaba nada menos que cuarenta y cinco semanas seguidas, y aun estuvo unas cuantas más: sus conquistas editoriales eran una garantía para que la producción saliese adelante con la financiación adecuada, y las características de la historia le vienen como anillo al dedo a alguien con la personalidad fílmica de Burton.
Este cineasta se ha especializado en la elaboración de películas góticas, es decir, aquellas en las que hay misterio, fantasía y terror, pero de un modo lúgubre, surrealista y muy excéntrico, y del terror muchas veces sólo ha escogido sus elementos visualmente más inmediatos, los roles y las apariencias, despojándolos de lo negativo, lo pavoroso y lo violento y dándoles algo tan inesperado como la empatía y hasta la ternura. De hecho, todo lo que les sería propio les es ajeno en realidad, y suele venir de los otros, de …