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Publicado por: Hipertextual

Publicado en: 03/02/2017 05:00

Escrito por: Javier Lacort

Necesitamos otro porno


El modelo de pornografía donde la mujer es objeto, y no sujeto, está tan extendido como necesario es dar paso a uno más igualitario y respetuoso, sin cosificación ni relaciones de abuso y dominación.
Iniciativas como la de Pornhub, uno de los gigantes mundiales de la pornografía online, que va a incluir un consultorio sexual en su web, son dignas de un aplauso. Sobre todo cuando presumiblemente serían más lucrativos otros nuevos desarrollos enfocados en aumentar el volumen de contenidos o el alcance de estos. Pero deja un sabor agridulce: la misma web que acertadamente va a incluir ese consultorio sexual es la que vive gracias, en buena medida, a un tipo de porno vejatorio y asimétrico para la mujer.
Primera premisa: el porno es eminentemente masculino. No significa que ninguna mujer vea porno, pero si aceptamos algunas generalizaciones, la gran mayoría del consumo lo hacen los hombres. Por razones estadísticas, otra gran mayoría dentro de ese grupo de hombres serán heterosexuales (en la franja de edad de 15 a 29 años, el 6% de los jóvenes son homosexuales). Así que, si seguimos aceptando generalizaciones, la gran mayoría del porno lo consumen hombres para ver mujeres.
Empieza el problema: casi todo el porno sigue una estructura común: felación, penetración, eyaculación, a menudo sobre la mujer como símbolo de dominación y sumisión, de relación de poder. Porque la narrativa también se repite: durante ese esquema, quien importa es el hombre. Él marca los tiempos hasta el punto en que la grabación finaliza segundos después …

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