El binge-watching y Netflix han cambiado la forma en la que vemos series, pero también nuestro comportamiento como consumidor.
Generalmente, cuando una disrupción irrumpe en un mercado maduro, cambia la percepción del consumidor y, en la misma medida, el comportamiento del mismo. Son cambio sutiles, pequeñas modificaciones de la conducta que se van agravando conforme el consumidor empieza a adoptar de forma masiva una nueva tecnología hasta que se convierte en un estándar.
Si bien es cierto que los contenidos en streaming no son algo nuevo, y que en mayor o menor medida, la piratería fue uno de los actores que le abrió camino, no ha sido hasta la llegada de Netflix y su contenido propio, cuando se ha producido este cambio en los hábitos de consumo del espectador, un cambio que, de una forma u otra, está también arrastrando a la industria hacia una nueva forma de hacer las cosas.
No obstante, Netflix no llegó de nuevas. Su servicio de streaming ha ido poco a poco conquistando al público joven, pero ha sido con su contenido propio cuando se ha generado una reacción en la industria y en el consumidor. Ahora todos quieren jugar al mismo juego que Netflix, la diferenciación por contenido propio de alta calidad que HBO comenzó a finales del siglo pasado. HBO puso la semilla del contenido propio de alta calidad, pero utilizando el modelo de distribución tradicional: cable o TV con episodios semanales. Netflix recogió el testigo pero lo utilizó con las nuevas normas del streaming, y …