Steve Jobs era un líder tanto amado como odiado. A pesar de su personalidad, siempre fue capaz de despertar admiración, incluso en sus rivales más duros, quienes no pudieron evitar rendirse ante su gran habilidad para comunicar sus ideas.
Una de las frases que mejor define a Jobs es “No es lo que dices, es cómo lo dices”, lo que sin duda resalta su dominio de la inteligencia emocional y su capacidad para aplicarla en sus presentaciones de productos y discursos.
Jobs entendía claramente que la actitud, la postura y el tono que adoptaba en sus presentaciones eran elementos clave de lo que decidía comunicar.
Como parte de su enfoque en la comunicación, el fundador de Apple aplicaba ciertos principios de inteligencia emocional que le permitían conectar con su audiencia y mantener su atención. Esto hacía que sus discursos, como el de Stanford, fueran más impactantes y ayudaran a transmitir confianza y credibilidad.
Lo que no se dice con la voz
Este talento natural ha sido confirmado por la ciencia. Según el estudio “Decodificación de comunicaciones inconsistentes” de los profesores de psicología Albert Mehrabian y Morton Wiener, el lenguaje no verbal influye significativamente en la percepción y comprensión del mensaje.
En la investigación se comparó cómo el mismo mensaje, al ser transmitido con distintas actitudes y tonos de voz, llegaba de manera diferente a sus destinatarios. Por lo tanto, dominar esta técnica era uno de los grandes talentos que caracterizaban a Steve …