Es algo que a nivel familiar nos va a costar, pero la decisión está hecha: voy a darme de baja de Netflix. Sus nuevas condiciones y precios son demasiado exigentes para mi criterio, y no me extraña un pelo que por las redes sociales haya compañeros y otras personas que estén haciendo lo mismo.
Pero más allá del precio o de las condiciones que exigen agregar suscriptores adicionales a la cuenta, hay otro motivo del que no se habla demasiado y para mí también tiene mucho peso. Y es el de la privacidad y la desconfianza por parte de una empresa hacia sus usuarios.
Netflix no tiene por qué saber dónde uso mi servicio y con qué o hago
Sí, me niego en redondo a pagar casi 30 euros al mes por Netflix y sí, me niego en redondo a tener que ir verificando regularmente mis dispositivos como los de mis familiares. Pero es que no se trata de una simple verificación: se trata de que Netflix está vigilando (aunque sea indirectamente) mis movimientos y los de aquellas personas con quien comparto la cuenta.
Entiendo y veo un sentido a la idea: Netflix quiere que sus reglas se sigan a rajatabla, y eso implica vigilar que sus cuentas se usen alrededor de un mismo hogar. Al fin y al cabo esas son las condiciones que aceptamos cuando nos suscribimos a Netflix, era el servicio el que nos permitía de forma interesada romper …