Sí, hubo un tiempo en el que Apple fue económicamente vulnerable y necesitó de Microsoft como socio. Pero, para Steve Jobs, Bill Gates y su empresa representaban una especie de némesis, el rival a batir, la encarnación del mal. Ese enemigo el cual, como reza el dicho, mantener aún más cerca que a tus propias amistades. De aquella relación surgieron muchas declaraciones cruzadas, algunas fueron meros dardos envenenados, recados, otras fueron auténticas acusaciones, insultos y amenazas.
Steve Jobs, mal que nos pese, fue el principal instigador de esta guerrilla. No tenía pelos en la lengua. Bill Gates siempre mantuvo un perfil más comedido, supo jugar sus cartas con la cortesía habitual. Aunque tampoco se quedó atrás, como veremos más adelante.
De Steve Jobs a Bill Gates
Socios y rivales, Bill Gates y Steve Jobs crecieron juntos. Pero la industria tecnológica los separó en aras de sus propios caminos. Y Steve Jobs no iba a dejarse amedrentar.
La primera distancia la marcan los senos donde fueron criados: Jobs era hijo un inmigrante sirio y una profesora de biología, Joanne Schieble. Dado en adopción a una familia trabajadora de California, su historia no fue fácil. Estuvo en el lugar y el momento correcto, pero nunca nadó en billetes. Bill Gates, por su parte, era el benjamín de la casa, el tercero en heredar el noble nombre de la dinastía William Henry Gates. La clase alta de Washington era mucho más conservadora, educada; también era …