"El mejor castellano se habla en Valladolid", "a los andaluces no se les entiende porque no saben hablar" y "los latinoamericanos están destrozando el idioma de Cervantes". Queda con un par de cuñados españoles y probablemente asentirán como borregos ante estas afirmaciones ridículas y con tintes discriminatorios.
Últimamente, hay demasiada gente que se ha quejado de que en La Peste no se entienda nada por el acento andaluz de los actores. También hay algunos que no aguantan un doblaje en español latinoamericano ni siquiera en el caso de películas ambientadas en Latinoamérica, como el caso de Coco, la última de Pixar, que realmente se estrenó en español con acento mexicano. Pero no son solo los cuñados los que a menudo caen en estos tópicos vergonzosos y discriminatorios.
De vez en cuando nos encontramos a famosos, periodistas, políticos, intelectuales e incluso filólogos criticando el acento, la gramática o la ortografía de otras personas. Quizá tú también hayas caído: yo, sin duda, también soy culpable. A menudo lo hacemos simplemente para desacreditar los argumentos de la otra persona o dejar en evidencia su supuesta falta de inteligencia o cultura. Nos refugiamos en el supuesto "buen" uso de la lengua para atacar a la persona, dejando a un lado sus argumentos.La discriminación por la forma de hablar (o escribir) está tan aceptada en nuestra sociedad que la imagen que acompaña este párrafo no chocaría a demasiada gente. Sin embargo, la verdad es que tras estas palabras, aparentemente inocentes, se esconden bastantes …