Nos guste o no, el cine suele tener una carga política. Ya sea de manera crítica o a través de la sátira, el séptimo arte suele reflejar las ideologías del gobierno en turno. Ejemplos de ello son El gran dictador de Charles Chaplin y La ley de Herodes de Luis Estrada. Pero, ¿puede un musical de fantasía también forma parte de este rubro? Adam McKay tiene la respuesta.
Conocido por ser crítico del gobierno estadounidense, McKay mantiene cierto filo al momento de retratar la vida política de su país. En La gran apuesta vemos la crisis inmobiliaria de 2008; Vice trata de la trayectoria del vicepresidente Dick Cheney; mientras que No mires arriba es una comedia negra anti cambio climático. En este sentido, compartió su opinión sobre nada menos que Wicked.
La adaptación del musical de Brodway funciona como precuela del clásico de 1939, El mago de Oz. Protagoniza por Cynthia Erivo y Ariana Grande, el filme se volvió un éxito de taquilla al superar los 739 millones de dólares de recaudación. Entonces, ¿por qué McKay supuso que este proyecto podrá ser censurado por su carga política? Respuesta rápida: la actual administración del presidente Donald Trump.
"En términos puramente narrativos, Wicked Parte 1 es una de las películas más radicales de los grandes estudios de Hollywood jamás realizadas. Sé que la Parte 2 vuelve un poco al centro, pero la primera trata abiertamente sobre la radicalización frente al arribismo, el fascismo y …