El primer iPhone conformó la forma final de lo que en la actualidad entendemos por teléfono inteligente. Es decir, un móvil que por fin aprovecha la ubicuidad de internet y la carrera por la miniaturización de componentes. Todo ello, a través de una interfaz sencilla, de una pantalla táctil que no requiere mayor esfuerzo que tocar sobre los iconos que veamos delante.
Aquel año, casi la mitad de los lectores de Xataka lo tenían claro: el iPhone de 2007 había cambiado las reglas. Apple acababa de posicionarse como la nueva líder del negocio y ya nada volvería a ser igual. Y no solo porque prescindiera de botones: lo hacía todo tan intuitivo que marcaba un nuevo sendero. ¿Era caro y limitado? Sí. Pero también enunciaba algo que antes nadie puso en práctica.
ChatGPT esconde años de trabajo e investigación, el esfuerzo de OpenAI por construir un bot accesible para cualquiera, incluso para alguien que no sabe ni qué significan esas siglas, GPT. Porque la herramienta no es otra cosa: un vulgar bot que escupe parte de la información almacenada mediante una sintaxis llana y precisa. Y ahí está la clave: llana y precisa. Tan accesible que abruma.
ChatGPT no puede robarte tu trabajo
Con cada nueva evolución tecnológica, una pequeña revolución. Es decir, según la segunda acepción de la palabra, un cambio profundo, generalmente violento, que revuelve lo anterior para dar paso a un nuevo estado de las cosas. Por suerte, los …