El 15 de agosto de 1977 el radiotelescopio de Big Ear detectaba una señal de radio extraordinariamente fuerte que días más tarde fue etiquetada por Jerry R. Ehman con un Wow! del que obtiene su nombre. Pero pesar de todos los intentos posteriores nunca se volvió a detectar la señal ni tenemos ni idea de lo que la provocó ni de su origen.
Sin embargo un trabajo publicado recientemente por Antonio Paris afirma que la señal la produjo el cometa 266P/Christensen, que en el momento de la detección de la señal Wow! estaba, según Paris, en la misma región del cielo.
El problema es que el trabajo tiene numerosos problemas, lo que hace que los radioastrónomos –Paris no lo es, pero si su trabajo estuviera bien hecho eso no sería relevante– no se crean nada.
Algunos de estos problemas, recopilados por Chris Lintott:
No hay datos suficientes sobre el equipo utilizado como para que otros científicos puedan intentar reproducir el experimento. Esto es un problemón (lo pondría con mayúsculas, pero los otros dos microsiervos no me dejan).
Con los datos que da el estudio acerca del instrumento utilizado se deduce que un objeto situado en la región que observaban tardaría unos cinco minutos en cruzar su campo de visión, pero todas las señales supuestamente detectadas son más cortas que eso. ¿Por qué?
No se sabe cómo se protegieron contra las interferencias; no se sabe ni siquiera dónde estaba instalado el equipo. De hecho no se puede descartar que no fuera el Sol …