El 8 de septiembre de 2018, un enorme tubo de 600 metros de longitud saldrá flotando del puerto de San Francisco, en California (EEUU), y se abrirá paso hacia el océano Pacífico recorriendo unos 2.000 kilómetros. Lo hará después de pasar por debajo del Golden Gate y tras años de desarrollo tecnológico. Su objetivo: limpiar el océano de basura.