El electrodoméstico es el gran olvidado de la revolución tecnológica. Es esa máquina programada para realizar una sola tarea ha formado parque de robots y utensilios electrónicos de los hogares desde hace décadas. Frigoríficos, lavadoras, cocinas. Inventos que apenas han notado el paso del tiempo. Únicamente con la llegada de un nuevo planteamiento, el llamado «Internet de las Cosas», han empezado a ganar funciones alternativas.
Pero cumplen su papel. Y lo hacen porque logran su objetivo: ayudar a las personas. Los avances tecnológicos, en ocasiones, pierden el norte al desarrollar dispositivos y máquinas que, con el tiempo, demuestran su ineficacia. La gran base de los avances ha sido, y posiblemente lo será en el futuro, resolver problemas cotidianos. Mejorar y hacer más cómodo un uso actual. Son productos que en las grandes superficies se almacenan y solo atraen a los consumidores por obligación, cuando se le ha estropeado el casa.
La robotización impulsada por los nuevos modelos basados en Inteligencia Artificial está allanando ese camino. Y va a más porque van apareciendo multitud de propuestas para todos los gustos y necesidades, pero la higiene y la limpieza se lleva la palma. Es fácil limpiar las cocinas, cocinar, dejar como una patena los cristales, higienizar la piscina o fregar. Tareas que poco a poco van a ir sustituyendolas los robots. Surgen proyectos interesantes en cada feria de tecnología. En muchos de sus estand se agolpan dispositivos y máquinas asombrosas que responden a una necesidad básica, pero a veces su …