Tangerine (2015), de Sean Baker
Los interesados en cómo algunos cineastas están utilizando equipos de bajo presupuesto para crear «películas de verdad» encontrarán interesante este artículo de IndieWire: How To Be Unstoppable: Sean Baker and the Digital Filmmaking Revolution. Es toda una lección sobre cómo sacar el máximo partido al mínimo presupuesto a la hora de grabar vídeo para hacer cine.
El artículo recorre la historia de las producciones de Baker a lo largo de los años: cómo pasó de filmar con una cámara CineAlta de Sony (Starlet, 2012) a emplear el iPhone 5s como única cámara (Tangerine, 2015) y más reciente a recurrir al iPhone 6s en momentos puntuales.
Su técnica consistía en equipar el iPhone con un estabilizador de mano Smoothee a modo de steadycam, lo que permite evitar las vibraciones. Cuesta 150 dólares (aunque ya está discontinuado) y de él dicen que es de lo mejorcito que se podía comprar sin superar la barrera de los mil dólares.
Para rodar en el formato anamórfico 2.35:1 propio de muchas películas para la gran pantalla empleaba una lente adaptadora 1.33X de Moondog Labs, que simplemente se encaja al teléfono y proporciona el formato más apaisado y cinematográfico – una cuestión estética. Esa lente surgió como proyecto en Kickstarter y se vende por unos 175 dólares.
Todas las secuencias de vídeo grabadas en formato anamórfico (visualmente «distorsionadas» pero con la información mejor adaptada a ese formato más ancho de lo normal) hay que decodificarlas a posteriori. Se puede usar cualquier …