Los contenidos digitales, desde que se volvieron parte de lo que es Internet, se habrían convertido inevitablemente en el objetivo de la piratería. El formato mp3, el sitio Napster y además la velocidad de acceso a la red que cada vez se hace más veloz y que permite entonces mandar más megabytes por minuto, empezaron a incidir fuertemente en la industria disquera y tan es así, que eventualmente esta industria ha buscado desalentar a los piratas aunque creo que con muy malos resultados.
El problema básico en esta industria es que ésta quiere que el comprador se haga de un disco completo y que no lo ande copiando a otras personas. Pero esto se basa en un argumento que va contra nuestra naturaleza, que es la de compartir. En lugar de eso, la industria disquera quiere dividir a las personas para que no se compartan nada. Pero eso es un error y es por ello que la piratería existe. Imaginen que alguien llega a su casa y escucha un disco compacto que le interesa. Probablemente se lo pida a usted o le pida una copia. Y para colmo, usted probablemente tenga discos compactos vírgenes para hacerle la copia y los programas que le permitan hacer esto. Y entonces, le tengo noticias: es usted un pirata, aunque la copia la haya hecho de buena fe.
Apple, curiosamente, cuando sacó su tienda virtual, decidió que cada canción o pieza musical costaría un dólar. Entonces, los usuarios -si querían dicha canción- simplemente abonarían esa cantidad …