Mayo de 1981. En Mountain View hace una tarde soleada, ni excesivamente calurosa ni fresca. Y en el laboratorio de Apple, el único que había por aquel entonces, un equipo compuesto por Burrell Smith, Brian Howard, Daniel Kottke y Bud Tribble trabajan a las órdenes de Steve Jobs. El "proyecto Macintosh" es todavía una abstracción: lo único que tienen es un microprocesador Motorola 68000, un microprocesador de 32 bits, aunque su bus de datos en realidad es de 16 bits.
Así que, tras pasar varios meses haciendo pruebas, contratan a Collette Askeland, una prestigiosa diseñadora que venía de trabajar en el Apple II —en este podcast de Drop III Inches se profundiza en su figura—. Ella recurrió a una máquina CAD para elaborar un primer modelo, iterar y, cuando por fin fue aprobada la placa final, se encargó la producción de una primera ronda.
Y ahora viene lo bueno: según un artículo original redactado por el ingeniero Andy Hertzfeld, la pizza con piña era la nueva "obsesión culinaria" de Burrell Smith, el talentoso ingeniero que creó el primer prototipo de placa base de Macintosh. Como vegetariano confeso, la pizza con piña era su cosa favorita por aquel entonces. Y Steve Jobs lo sabía, así que supo jugar con ello.
'Frankie, Johnnie and Luigi', la mítica pizzería que los alimentaba
"Oye, he oído que por fin han llegado las placas de circuito impreso. ¿Funcionarán? ¿Cuándo tendrás una funcionando?", preguntó Steve Jobs. Era un viernes por …