Papas fritas, papitas, chips... llámalas como quieras, pero “nadie puede comer sólo una”. Ese no sólo es un viejo eslogan de Sabritas, es una realidad.
Diversos estudios han demostrado que la mezcla exacta de grasas y carbohidratos que contienen las papas fritas activan regiones de nuestro cerebro relacionadas con el sistema de recompensa, la ingesta de comida, el sueño y las áreas motoras. Por eso es tan decepcionante ver que, al abrir una bolsa, más de la mitad es puro aire.
¿Será que las grandes corporaciones botaneras del planea se han asociado para vendernos aire en lugar de papas? Para nada. El hecho de que las bolsas estén a medias tiene una explicación.
Comencemos por decir que no es que las bolsas de papa no tengan “nada” acompañando a las papitas, es decir, no tienen “aire”. En realidad, las bolsas están llenas de nitrógeno.
[caption id="attachment_181092" align="alignnone" width="640"] Las bolsas de papas no tienen “aire”, en realidad, están llenas de nitrógeno.[/caption]
Desde que George Crum, el chef de Moon’s Lake House, creó por accidente el concepto de las “chips” en Saratoga Springs, Nueva York, en 1853, la forma en la que consumimos las papas cambió para siempre. Al principio, Crum era el dueño de la patente del producto, así que sólo él podía venderlas en su restaurante.
Luego de su muerte en 1914, algunas tiendas de conveniencia comenzaron a ofrecer este tipo de papas. Ahí los tenderos eran los encargados de pelar y cortar una a una las papas y luego pesarlas y meterlas en bolsas …