Tengo Windows 10 en una computadora HP que tiene quizás un año de uso, aproximadamente. Originalmente tenía Windows 7 pero migré al flamante sistema operativo de Microsoft que, efectivamente, es sin duda mucho mejor que las versiones anteriores. Desde Windows 8 el sistema se ha estado depurando y el gigante de las ventanas ha hecho caso a algunas peticiones de los usuarios, por ejemplo, el botón de inicio, que en las primeras versiones de Win 8 no existían. La interfaz “metro” (que después cambió de nombre por problemas de derechos de autor), finalmente parece ser una de esas características que a nadie le importa. Yo particularmente veo un mejor Windows, con prácticamente cero pantallas azules de la muerte. El mundo comienza a ser mejor, me parece.
Pero he aquí que de pronto Windows 10 despliega un mensaje indicando que debo actualizar el sistema. En mi más pura inocencia le digo que sí y prontamente el sistema se pone a descargar quién sabe qué tantas cosas. Cuando termina de bajar todo lo que requiere, el sistema decide que ya va a instalar todo y me saca de lo que estaba haciendo. Y comienza entonces la pesadilla.
Windows 10 decide que hay muchas cosas nuevas que instalar, mejoras inaplazables, quizás muchas de ellas de seguridad, y el sistema comienza a decirme el porcentaje de avance de la actualización. Pasan unos 20 minutos y dicho porcentaje sigue en cero. Pero se escucha el disco duro indicando que hay actividad. El sistema me advierte de no …