Ser amable es una cualidad altamente valorada en la sociedad, pero en ocasiones, un exceso de cortesía puede provocar reacciones inesperadas. Algunas personas pueden sentirse desconfiadas o incluso molestas ante gestos de generosidad desmedidos. La psicología ha estudiado esta curiosa paradoja y ha encontrado razones que explican por qué, en ciertos contextos, la amabilidad excesiva puede resultar contraproducente.