El octavo vuelo de la Starship, donde SpaceX iba a probar la segunda generación de la etapa superior de la Starship terminó nuevamente en un fallo catastrófico, uno que ni siquiera pudo evitarse con la exitosa maniobra de captura del Super Heavy, es decir, la parte inferior del cohete.
En un inicio, la misión parecía desarrollarse sin inconvenientes: el despegue se llevó a cabo correctamente, la separación de etapas ocurrió sin problemas y el reingreso del propulsor culminó con su regreso a la torre de lanzamiento. Sin embargo, minutos después de que la segunda etapa encendiera sus motores, la nave espacial comenzó a girar hasta que se confirmó lo evidente: Starship había perdido el control, aparentemente debido a una falla en cuatro de sus seis motores.
Según el astrónomo Scott Manley, todo indica que uno de los motores Raptor diseñados para operar en el vacío presentó una avería, lo que afectó el funcionamiento del resto de los motores optimizados para su uso en la atmósfera.
Loss of engines and attitude control on SpaceX's Starship Flight 8, failing at about the same time as Flight 7.Some real growing pains for the world's largest rocket. pic.twitter.com/3MQLHq4t7d— Stephen Clark (@StephenClark1) March 6, 2025
Como consecuencia, la Starship empezó a girar sin control de actitud, lo que provocó la pérdida total de estabilidad y comunicaciones, hasta culminar en una nueva explosión en la atmósfera y la consecuente dispersión de sus restos.
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