De la nada, Miguel recibió una llamada alarmante. "Le hablo de su compañía AT&T para preguntarle si usted está intentando portarse a otra compañía, señor"; Miguel, algo confundido, reaccionó tratando de hacer memoria, pero desde luego que él no planeaba cambiarse a ninguna compañía puesto que tenía un plan de renta con AT&T. A su negativa, la ejecutiva al teléfono le dijo que un mensaje con cuatro dígitos le debió haber llegado a su teléfono; era verdad.
"Necesito que diga en voz alta su nombre, los cuatro números que le llegaron vía SMS y la leyenda 'No autorizo que hagan una portabilidad de mi número'".
En pocas horas el celular de Miguel se quedó sin señal. No solo su portabilidad había sucedido, después AT&T lo contactó para hacerle saber que sería sujeto de penalizaciones por haberse portado en medio de un plan de renta. No solo tendría que pagar lo restante al plazo forzoso que le restaba, sino también lo correspondiente al equipo que él había obtenido a través del plan.
El correo con el monto total debía llegar a finales de mes, y Miguel tendría hasta tres meses para finiquitar el monto. La factura no llegó hasta dos meses después, a través de un correo en el que cobranza de AT&T le hacía saber que tenía un día hábil para depositar lo correspondiente. Caso contrario, Miguel iría a buró de crédito.
Pagar por ser víctima de fraude
Daniel Ríos, vicepresidente de asuntos externos de …