Siempre he pensado que la tecnología es una promesa. Una ventana a ese futuro soñado donde la ciencia ficción se funde - finalmente - con la realidad. Y pocas cosas prometen tanto como la realidad mixta. Bueno. Aquí no hemos venido a hablar a medias, así que seré más claro: creo que la realidad extendida cambiará el mundo dentro de unos años. Incluso de los que piensan que no será así. Como ocurrió con lo que sólo usaban el móvil para enviar SMS a principios de los 2000, y lo de Internet en el bolsillo no iba a servir para nada.
No me malinterpretéis, la inteligencia artificial es algo sorprendente. Está dentro de todas las apuestas de las grandes revoluciones. Pero la IA es sólo una parte, una herramienta más. Importante, sí. A mi me parece el equivalente al microchip de Jack Kilby y Robert Noyce en 1958: por si sólo era un milagro de la ciencia, pero es cuando formó parte de algo más grande cuando se sintió completo. El equivalente tecnológico a la Revolución Industrial. El nacimiento de la tecnología moderna, de la informática - y entonces de todo lo demás.
El mundo de la realidad extendida es algo que durante años ha estado en un extraño punto de Lagrange entre el éxito y la indiferencia. Probablemente porque la tecnología para hacer real un producto de cierta calidad - capaz de engañar a nuestro cerebro y a nuestros sentidos - era muy difícil de conseguir. En el marcado …