Es el momento. La infraesctrutura está preparada. Las conexiones de internet son lo suficientemente robustas. Solo queda la base. La industria del videojuego va camino de transformarse con consolas más potentes y un nuevo hábito de consumo, el «streaming». Los juegos quieren subirse a la «nube». Teóricamente relega a un segundo plano lo que es el equipo electrónico, pero le queda todavía mucha vida por delante.
Sony y Microsoft, dos de los principales pesos pesados del sector del ocio electrónico, encaran la novena generación de consolas, prevista para el próximo año, con el desafío de optimizar las experiencias y aumentar el realismo gráfico. Ambas empresas están manejando los tiempos al milímetro, filtrando detalles de sus próximos dispositivos. Nintendo, que suele ir a su bola, apenas se ha metido en barrena, pero también se dispone a renovar su exitosa plataforma, Switch.
Los nuevos avances tecnológicos se integrarán en las futuras consolas PlayStation 5 y Project Scarlett. Nombres en clave para una nueva era digital. Y lo harán justo en el momento en el que Apple y Google preparan sus propias propuestas cuyo concepto se basa en, precisamente, eliminar la necesidad de una consola. ¿Es el fin de las consolas?
A diferencia de otras industrias, la del videojuego está muy apegada a la tecnología existente en cada momento. Sus títulos y experiencias pasadas pueden cobrar una nueva dimensión transcurrido un tiempo. De ahí a que una de las líneas de negocio más poderosas sea la remasterización.
Hace cuatro décadas de …