La palabra bot suele ir asociada a inteligencia artificial, y aunque pueden llegar a estar relacionadas, en la mayoría de casos no se tocan.
Entre otras muchas cosas, 2016 ha sido el año en que dos términos que ya existían, como bot e inteligencia artificial, se han convertido en buzzwords, es decir, palabras usadas por todo el mundo y cada vez más vacías de significado en ese uso, pese a estar en boca de la industria y usuarios debido a su relevancia real ahora y en los próximos años. Siendo dos conceptos independientes, tienden a unirse cuando hablamos de bots. Parece que todo lo que hacen responde a inteligencia artificial, y no es así.
La mayoría de bots que el público usa a día de hoy no son capaces de tomar ninguna decisión autónoma ni compleja. Simplemente siguen órdenes sencillas respondiendo con una búsqueda en una base de datos más o menos amplia que tendrá en sí información más o menos precisa. Este es el caso, por ejemplo, de los bots de imágenes y vídeos en Telegram, así como por ejemplo el de Giphy en Slack. En ese sentio, hay avances tras el anuncio de la integración con Watson
Otros casos más proactivos y centrados en preguntar en vez de en seguir órdenes, con el fin de crear un perfil y de ir respondiendo en base a ello, tampoco son inteligentes. Dan una respuesta más precisa a la pregunta que se les hace porque de manera previa ya tienen información de la persona …