Hemos hablado en las últimas semanas de cómo accedíamos a la música antes de que existieran YouTube y Spotify, de cómo grabábamos archivos en soportes portables antes de que hubiera pendrives USB, y de cómo charlábamos con los amigos antes de que existiera WhatsApp. Hoy toca abordar de algo que a muchos de nuestros lectores le resultará aún más difícil de imaginar: cómo hacíamos los trabajos de clase antes de que existiera la Wikipedia.
Y es que, junto al de los navegadores web, el de las enciclopedias digitales es uno de esos pocos monopolios del que Microsoft ha conseguido ser derribado en estas últimas décadas: no hace tanto, hablar de 'enciclopedia digital' (o 'virtual', así se hablaba por entonces) era sinónimo de hablar de la Microsoft Encarta.Quien esto escribe, concretamente, fue miembro de esa generación a la que 'la Encarta' le acompañó durante, prácticamente, todo su paso por la educación obligatoria. Todo lo que muchos habréis oído a vuestros profesores de "no lo copiéis de la Wikipedia, que lo voy a comprobar", muchos lo habíamos oído antes sobre la Encarta.
Hubo quien, por aquella época, convenció a sus padres de que le comprasen un PC usando el argumento de poder consultar la Encarta... aunque lo que tuviera en mente fuera poder jugar al Doom. En cualquier caso, para muchos, el de la Encarta fue el primer CD-ROM que tuvieron entre sus manos.
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