La prioridad es lo que se pega a tu cuerpo y pasa el día contigo.
A finales de 2015 llegó la cuarta generación del Apple TV. Un año y medio después, su calidad no ha bajado, pero la percepción de que su potencial está todavía por explotar, sí. El iPhone y el Apple Watch han sido los grandes promocionados durante este tiempo, tanto en campañas publicitarias como en refinamiento de hardware y software. Tras ellos, el iPad, y recientemente, los AirPods. El Mac ha tenido cambios cosméticos y en algunos casos insuficientes para usuarios de la marca durante lustros, y el Apple TV se queda definitivamente por detrás de todos ellos: su gran actualización tuvo como estrella a una aplicación de televisión con bastantes carencias, como la ausencia de Netflix, y limitada a Estados Unidos.
En este orden de prioridades se ve un patrón claro, que por supuesto no es el único responsable: la atención de Apple se la llevan los dispositivos que pasan más tiempo cerca de nosotros. El Watch, en nuestra muñeca. El iPhone, en nuestro bolsillo. Luego está el iPad, y lejos quedan los Mac, cada vez más limitados a entornos laborales (no es sólo cosa de los Mac). El Apple TV, objeto únicamente doméstico, queda lejos de esa preferencia por la movilidad.
Apple está en un momento en que apuesta (casi) todo por el móvil. Durante los últimos cuatro años, su importancia ha ido creciendo hasta llegar a niveles de muy alta dependencia. El iPad, con todo el marketing …