Las amenazas y extorsiones por e-mail para convencerte de que realices algún tipo de pago (o que cedas tus datos bancarios, lo que viene a ser lo mismo) están a la orden del día. Pero confieso que esta fue la primera vez que me encontré en la situación de ser el receptor de la amenaza. Así os cuento mi experiencia, y explico por qué pasé de preocuparme a tomármelo a pitorreo.
Fase I: Susto inicial
Hace unos días, recibí en mi bandeja de correo un e-mail titulado "Esperando su pago". Lo abrí sin mirar el remitente, y me encontré con esta primera línea:
"Hola. Este correo lo esta recibiendo desde sus propios equipos. Eso se debe a que tengo acceso total a su buzon '[email protected]' y a todos sus dispositivos".
Fue entonces cuando comprobé el remitente. Y efectivamente, era la propia cuenta que estaba leyendo. De primeras, eso te deja muy mal cuerpo. Y la cosa no mejoró con las siguientes líneas:
"Llevo unas cuantas semanas vigilandole. ¿No tiene idea de cómo es esto posible? Usted [¿visitó?] un sitio en que fue infectado con un software de mi creacion. Por si no sabe como funciona, voy a explicarselo. Con la ayuda de este software, tengo total acceso a una PC o a cualquier otro dispositivo".
Es obvio que no sé cómo funciona, porque lo has creado tú, no yo, máquina. A estas alturas del e-mail ha quedado claro que el hacker es imbécil, pero su amenaza todavía puede ser creíble…
…