La cultura popular se ha encargado de reforzar la idea que se tiene de la ciencia ficción. La mayoría de la gente lo ve como un género para nerds en el cual la aventuras en el espacio son el hilo conductor. Ahora, no es que este tipo de historias –de las que confieso también soy fan– tengan algo de malo. La ciencia ficción clásica sí empezó así, era la manera que la sociedad tenía para metaforizar a los que pensaban que eran su enemigo –gracias, Guerra Fría– en ese momento y exteriorizar el miedo al futuro.
Sin embargo, estamos en 2018 y de las cosas más interesantes que se han vivido en los últimos años en el cine y la televisión, es la manera en que se combinan y reinventan los géneros. Another Earth es el ejemplo perfecto de cómo se le puede dar profundidad, humanidad y drama a una historia cuya columna vertebral es la ciencia ficción.
La película del 2011 se centra en Rhoda, una adolescente con un prometedor futuro quien va a la cárcel después de matar a dos miembros de una familia mientras manejaba ebria. Al salir, el mundo está envuelto en una crisis cuando de la nada aparece, como luna, un planeta idéntico a la Tierra. ¿Lo más extraño? Se descubre que no sólo se parece a nuestro planeta, sino que es una réplica idéntica.
La fortaleza de esta película es el guión coescrito por su protagonista, Brit Marling –a quien podrán conocer por The O. A–, y …