Es difícil saber cómo se ve por dentro la cabeza de un hombre solo. Sin embargo, gracias a su obra, a los miles de personajes que la pueblan, tenemos alguna idea de cómo se veía la de Henry Darger, el hombre que nació en Chicago en 1892 y murió en la misma ciudad 81 años más tarde, dejando tras de sí una novela fantástica: La historia de las Vivian, en lo que se conoce como Los Reinos de lo Irreal, sobre la Guerra-Tormenta Glandeco-Angeliniana causada por la Rebelión de los Niños Esclavos, de más de 15 000 páginas, así como un montón de dibujos y acuarelas que la acompañan.
Según quienes la han leído, la novela puede describirse como un loop constante en el que las Vivian —niñas-ángeles con faldas de colores pertenecientes a la Nación Cristiana— luchan contra los “glandelianos”, un régimen dedicado con saña a la esclavitud infantil. La historia, que también se ha descrito como una versión gore de Alicia en el País de las Maravillas, un revoltijo en el que los cuentos de hadas se mezclan con el imaginario de la Pasión católica, es, al parecer, una serie de aventuras, rescates y batallas en las que alternativamente niñas y glandelianos son sometidos a un amplio catálogo de martirios.
[caption id="attachment_187895" align="alignnone" width="640"] (Henry Darger)[/caption]
Y digo, “al parecer”, porque como casi todo el mundo jamás he leído una palabra de la novela. Lo que conozco de ella se lo debo a los cientos de acuarelas y dibujos que Darger …