Con lanzamientos como The Legend of Zelda: Breath of the Wild, Super Mario Oddysey, Resident Evil 7, Horizon Zero Dawn y Persona 5, podemos afirmar que 2017 fue un gran año para los videojuegos.
Pero hubo varios títulos destacables que desafortunadamente no contaron con la misma exposición, como fue el caso del que es objeto de estas líneas, Nier: Automata, juego desarrollado por Platinum Games y publicado por Square Enix originalmente para PS4 y PC, y cuya llegada a Xbox One sería un año después bajo el rubro Become as Gods Edition.

Nier Automata se sitúa en un futuro distópico en el que, tras una invasión extraterrestre, la humanidad emprendió un éxodo masivo hacia la luna, en donde prepara un contraataque basado en la creación de androides que combatan a las máquinas controladas por los alienígenas.
Luego de largos años de conflicto, dos androides, 2B y su acompañante 9S, emprenden una aventura en la que surgirán inquietudes existenciales en torno a lo que significa ser humano.
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Aquellos que han jugado Automata hasta el cansancio para desbloquear todos los finales, estarán de acuerdo con que la trama es de una inmersión tal, que no resulta extraño quedarse hasta altas horas de la noche jugando la secuela de Nier (2010).
Pero sumado a la trama (reminiscente a la de mangas y animes como Ghost in the Shell) está el excelente diseño artístico y una jugabilidad que se allega de elementos de géneros diversos, como el de acción hack and slash …