Para los viejos «millennials», esos que utilizaron los zumbidos de MSN Messenger, conocieron a gente de su ciudad a través del chat de Terra o mandaron SMS cuando los «toques» no fueron suficientes, Fotolog fue la evolución digital del diario de toda la vida. Aquella generación que empezaba a depender de internet tenía en esta plataforma una ventana abierta al mundo en la que contar desde historias de instituto a crónicas «amateurs» de conciertos sin más requerimiento que un email. Pero cuando los mensajes se acortaron y multiplicaron en otras redes sociales, las entradas en Fotolog, que requerían de más trabajo y planificación, perdieron paulatinamente popularidad hasta que la plataforma murió definitivamente en 2016. Ahora, dos años después, resucita prometiendo convertirse en una red social «que no manipule nuestras mentes» desde su sede en Tarragona y con el impulso de la aceleradora de startups digitales Wayra (perteneciente a Telefónica).
Con el objetivo de convertirse en una red social «BUENA» (con mayúsculas y todo, según reflejan sus nuevos tutores, oriundos de Argentina, Brasil, España, EE.UU. y México), Fotolog regresa a nuestras vidas en el mismo formato que antaño: a través de su web de siempre y con la posibilidad de recuperar viejas publicaciones si no acabamos con nuestros recuerdos digitales de forma efectiva y dejamos nuestra huella abandonada entre todas las páginas de los insondables dominios de internet. «Si eres uno de los antiguos usuarios de Fotolog, seguramente te estarás preguntando, ¿qué está pasando aquí? La respuesta es sí, es …