Los nuevos modelos de negocio dentro de los videojuegos son territorio desconocido. Vemos a empresas con altísimos presupuestos cometiendo toda clase de errores que la mayoría, no se explica cómo es que se pueden dar. Hace unos años, Bungie se aventuró con una IP completamente nueva que apuntaba alto: revolucionar la forma en la que se juegan los títulos multiplayer basados en loot y recompensas. Con la llegada de Destiny 2 y tras muchísimas complicaciones, parecía que el estudio creador de Halo por fin había entendido el negocio y la forma de mantener cautiva a su audiencia, por lo que el estreno de la primer gran expansión, nos emocionaba bastante. Por desgracia, una vez más se ha perdido el rumbo y definitivamente, Curse of Osiris representa varios pasos hacia atrás para la franquicia.