En 1997, Blizzard lanzó un juego con dieciséis calabozos que se generaban de manera aleatoria y que nos llevaban al mismísimo infierno para enfrentarnos con el diablo. Suena simple, pero Diablo sería considerado, desde entonces, uno de los mejores juegos de la historia gracias a sus misiones, enemigos los gráficos, su conectividad en línea y la terrorífica atmósfera.
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